martes, 17 de agosto de 2010

Cuando el cielo esté gris. Acuérdate cuando lo viste profundamente azul. Cuando sientas frío: Piensa en un sol radiante que ya te ha calentado. Cuando sufras una temporal derrota: Acuérdate de tus triunfos y de tus logros.

Cuando necesites amor: Revive tus experiencias de afecto y ternura. Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría. Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han brotado. Si esto has tenido; lo puedes volver a tener y lo que has logrado, lo puedes volver a ganar.

Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los demás, acéptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y dolorosos, y sobre todo no tengas ningún rencor, no te lastimes más.

Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad. Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez. Visualiza aquel atardecer que te emocionó. Revive esa caricia espontánea que se te dio.


Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive el bien. Allí en tu mente están guardadas todas las imágenes; ¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!